25 de septiembre de 2008

Pío XII y el Rey de España




El 26 de enero de 1938, hace setenta años, Su Eminencia Reverendísima el cardenal Eugenio Pacelli, secretario de Estado de Su Santidad el papa Pío XI, bautizaba al hijo del infante don Juan de Borbón y Battenberg, tercer hijo varón del rey don Alfonso XIII, y de doña María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orléans, nacida princesa de las Dos Sicilias. La ceremonia tuvo lugar en la capilla del Palacio Magistral de la Soberana Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, sito en la via Condotti de Roma, ciudad natal del pequeño dinasta, al que fue impuesto el nombre de Juan Carlos Alfonso Víctor María de Todos los Santos.

Fueron sus padrinos: su abuela paterna la reina doña Victoria Eugenia y su abuelo materno el infante don Carlos de Borbón Dos Sicilias. Este último, al estar ausente, fue representado por el infante don Jaime, duque de Segovia, hermano mayor de don Juan y tío del bautizando. A la ceremonia asistieron, entre otros, la reina Elena de Italia, nacida princesa de Montenegro, consorte del rey Víctor Manuel III, y las infantas doña Beatriz, princesa Torlonia, y doña María Cristina, por entonces aún soltera. Don Alfonso XIII impuso al neófito las insignias de la Orden del Toisón de Oro. Después se dio una pequeña recepción en el Grand Hotel de Roma, donde a la sazón residía el ex rey de España.

El cardenal Pacelli ya había dado las aguas de la regeneración dos años antes a otro príncipe de la Casa de Borbón: don Alfonso, el hijo mayor del duque de Segovia, también nacido en Roma y que andando el tiempo se convertiría en el primogénito de los Capetos, con todas las consecuencias que ello supone. El futuro Pío XII estuvo, pues, mantuvo cordiales relaciones con la Casa de Borbón, lo que no se desmentiría a lo largo de su extenso pontificado.

Es en atención de esta circunstancia por lo que el SIPA decidió escribir a Su Majestad el Rey hace varios meses, invitándole respetuosamente a unirse a la conmemoración del cincuentenario del papa que le bautizó siendo todavía cardenal. Se espera que don Juan Carlos I tenga la bondad de manifestar su adhesión de algún modo, lo cual le honraría como soberano católico y como fiel cristiano agradecido a quien le dio entrada en la vida de la gracia.




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